El momento de Lectura

  

   Un día tras otro, durante un año entero, Felipe se sentó delante de su libro, recto, erguido, seguro de si mismo, con las manos crispadas y el corazón ansioso. 

   Durante horas paseó sus finos dedos por lineas eternas, por frases cargadas con un sentido que él no era capaz de ver, con un olor que él no sentiría jamás, con una pasión que escapaba por entre sus piernas como gotas de un orín limpio y purificador. 

  Tarde tras tarde se masturbó con quietud, esperando, con los ojos perdidos entre las páginas, buscando aquel espacio blanco, perdido entre una palabra y otra, que le permitía descansar, agarrando con fuerza su polla, acariciándola, húmeda, chorreante, hinchada... y ese suspiro intelectual

                               cayendo, pegajoso, 
                                                                  
                                                                          del prepucio a la

                                              alfombra.

   Un año está formado por muchos oscuros grises y tristes días. 
   Todos aquellos días los pasó Felipe erguido y empalmado, 
seguro
de si mismo, 
con su arma desenfundada entre los dedos, 
deseoso de apretar el gatillo, 
 y sus ojos posados entre las hojas sin sentido de aquel libro que jamás entendería y sobre el que se corrió unas 

365 veces. O más.

2 comentarios:

kAn dijo...

Muy bueno jarita. Con mucha polla y corrida como siempre jaja. Pero me ha gustado mucho más que otros textos. Estaría bueno que me sorprendieras un día con algo tan perturbador como el sexo pero que no tenga sexo. ciao ciao ciao

Ana Arcas dijo...

Hola Jara:
Que blog más precioso, lo voy a enlazar con el mío. Por cierto te he contestado a tú comentario en mí blog. Seguimos en contacto¡¡¡¡¡