Cop Car.

A menudo, la amistad es anhelo, gasolina y plomo.

Cop Carl. Jon Watts
  A veces la amistad es una palabra sin sonido, un sentimiento sonoro, lleno, eterno.
  A veces la amistad es una lenta aventura, un agitado lago, un bosque callado.
  A veces no es más que unos gritos coreando. Otras, es tierra, sangre, es lluvia y es lodo.
  A veces la amistad es correr mucho, correr rápido, para llegar despacio.
  A veces droga, a veces sueño.
  A menudo, la amistad es anhelo, gasolina y plomo.
  A veces no te creo, a veces desconfío, pero, al final, siempre suspiro y me dejo caer y caer y caer y caer y caer hasta que tú me coges.

  A veces en una película vemos extrañamente retratado eso que es la amistad. Esos lazos invisibles, fuertes como arterias, que nos unieron en nuestra infancia a la persona por la que dábamos la vida, a ese amigo eterno con el que seríamos capaces de escapar lejos, de robar por diversión, de fumar cualquier cosa que nos diera algo de dolor de cabeza.
  A veces nos topamos con películas que no cuentan nuestra historia, que ni siquiera se acercan a nada que nos haya pasado en nuestra vida, pero en las que vemos reflejada esa complicidad que con pocas personas encontramos a lo largo de nuestra vida.
  Nunca robé un coche de policía, no hice nada medianamente parecido a eso, ni tampoco habría querido hacerlo. Pero al ver Cop Car un extraño sabor a melancolía me llenó la boca, una añoranza de la infancia ya lejana, de la imaginación perdida, de la libertad encarcelada con este pasar de los años que no perdona a nadie.
  A veces una película amarga nos deja con un nudo dulce en el estómago, una sonrisa velada en los labios y un recuerdo borroso en las entrañas.
Recomendadísima.




1 comentario:

Unknown dijo...

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