Reina

Y abría la boca y gritaba llena
gritaba lejos gritaba entera


Alberto Giacometti, Annette, 1960


Érase una vez una reina que
en vez de sangre tenía arena
en sus gruesas venas

Sus labios eran muerte y su pelo pena
y en sus dedos el olor a podrido
de la vida ajena

Su piel antaño suave hoy era tierra
y en sus ojos ya no había miedo
ni esperanza buena
había un nudo roto, unas manos abiertas
un mirar de lejos
un matar tan cerca

Vivía allí arriba, aquella reina
 en la cima de esa piedra
agazapada estrecha
con su rostro de vieja
señalaba a todo el que quisiera

Y abría la boca y gritaba llena
gritaba lejos gritaba entera
gritaba vete y nunca más vuelvas

Y un día la reina, subida en sus piernas
se arrancó el alma, vena por vena
se convirtió en piedra, en aire, en arena
y con su risa llegó un niño
y la mató de veras


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