ElTapon

Éramos máquinas.
No teníamos nada, no teníamos lágrimas ni carcajadas.
Éramos enredaderas de venas, corazas de piel, corazones de plástico.
Éramos máquinas y no sabíamos qué era un paseo, una puesta de sol, un grito, la niebla.
Cuerpos llenos de vida, sentados ante un escritorio, sentados ante un televisor, sentados ante un país.
Éramos máquinas y nadie nos lo dijo, y vivimos como humanos, hasta que un día alguien quitó el tapon de nuestro ombligo.
Y es día morimos como máquinas: soñando con ser hombres.