La tristeza
Vacío, sólo un vacío que no se llena, en el que metes agua y agua y agua y no se llena. Un vacío que te invade por dentro y te rodea por fuera, que lo sientes en las yemas de los dedos y en la punta de la lengua.
Tu estomago se convierte en el salón de baile de los muertos, en la fiesta de las almas, en la reunión de los ausentes.
Dentro no hay nada mas que polvo, polvo amontonado en las esquinas de tu corazón, polvo llenando los recovecos de tu hígado, polvo invadiendo los escondrijos de tus riñones. Solo polvo y nada más que polvo llenando el vacío de una ausencia.
Y es de noche todo el día y los sonidos están lejos.
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