Calmas

... y te vi huir, sin más, sin adioses ni remilgos,
                                                                                             sin penas ni pesares, sin mí ni ti, ni tú ni yo


Takeshi Shikama

Se quebró, sonora, tu alma
y en un río improvisado nadé
hasta no oírte.

Se hizo eterno el silencio
e intenté oler bajo el agua el recuerdo de tu huida
besar tu sombra clara, atrapar tu mirada esquiva
atarla con firme cuerda a este tronco desvencijado
souvenir putrefacto, rastro único de aquel dichoso pasado

Pero a pesar de mis chillidos, de mis gritos, de mis llantos
no pude más que acariciar tu partida
ajena a mis lamentos, a mis plegarias, sorda
a mi desgracia, altiva

Y aquellas olas en la orilla olvidadas crecieron y crecieron
y aullaron y llegaron  y de repente, gigantescas montañas de agua,
aludes de momentos, volcanes de lenguas rojas
me arrancaron los recuerdos de las manos
y te vi hundirte, ahogado en la arena
y te vi huir, sin más, sin adioses ni remilgos,
sin penas ni pesares, sin mí ni ti, ni tú ni yo

Ahora, perdida en una calma eterna
de rocas, de sal y  de miedo,
floto erguida en la nostalgia en el recuerdo y el anhelo
Te pienso constante, te velo
y espero...
Pero no llegas, muerto mío
y te veo, si, te veo
clavado y sangrante en mi recuerdo.



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