Una mañana la lluvia.

Una mañana la lluvia.



Te oigo respirando detrás de las puertas de mi armario
Y sé, perfectamente, que eres tú.
Tú que (tal vez) piensas que ya mi imagen no te pixela el pensamiento,
Tú, que mi piel huyó hace tiempo de tus sueños
Tú, que nunca más susurrarás mi nombre mojado,
entre las arrugas de tus sábanas
A ti te siento pensándome,
Invadiendo la intimidad de mi lejanía
Tú recordándome que siempre vas a estar perdido entre los vericuetos de mi memoria,
y entonces te odio
y decido suicidar tu recuerdo, dejándole que salte al vacío
y veo como te precipitas por los acantilados
hasta yacer en la arena, allá, abajo, lejos,
perdido entre el fulgor de las estrellas y la violencia de las olas,
amor mío, desnudo al alba.



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